Post by Club Fans Jaime Camil España on Mar 1, 2007 4:36:44 GMT 1
El puerto del pecado (Trilogía de Acapulco)
Por: Aníbal Santiago
Glamour, crímenes, sexo y millones de dólares en Chilango Beach. Conoce el lado extremo, no apto para turistas, de esta ciudad que oscila entre la pasión y la violencia.
>I. LOS DIOSES DEL ANTRO
« Hay tantos mitos sobre mí… —dice convencido Jaime Camil; y ofrece ejemplos: —La única pelea que tuve con Luis Miguel fue frente a su casa porque éramos vecinos. Un día estábamos en los veleros, me hizo carita de… y me le fui a los madrazos. También, los guías del yate Acatiki les dicen a los gringos que mi casa es la de Brad Pitt, y luego inventan que mi vecino es Plácido Domingo. De todos los mitos sobre mí, el 90% son mentira.»
Jaime Camil, el “Fernando Mendiola” de la telenovela La Fea más Bella, es en la vida real, al igual que Luis Miguel, un mito de la bahía. Pero no es un mito que, cuando sale de su casa frente al mar en Las Brisas, aborde un auto blindado. Alertas, cuatro agentes armados lo escoltan.
Su padre, Jaime Camil Garza, uno de los más prominentes empresarios de Acapulco —dueño del Club Residencial La Cima—, le ha ordenado que en sus estadías en el puerto cuide su vida como en ningún otro sitio. No importa a dónde vaya. Puede ser La Quebrada, donde desde los acantilados se tira clavados; el restaurante Mi Barquito, donde come los mejores mariscos de la bahía; el Gimnasio Condesa, donde moldea su bronceado cuerpo; o el Baby’O, la legendaria discoteca en la Costera… Acapulco posee un doble rostro: uno opulento y perfumado; otro rabioso y asesino. Las balas no negocian.
Antes de hablar sobre el puerto, ha pedido que se le dé un lugar a su carrera actoral: «No me pierdas en las pendejadas de Paulinita Díaz Ordaz ni en un socialité que nunca he sido. Que el reportaje sea “Camil, actor de cine, ganador de la Diosa de Plata, hoy en el proyecto más exitoso de la televisión”… En Estados Unidos, si Brad Pitt habla de la fauna del amazonas, dicen “Oscar winner actor” o “Pitt, who is working in his new film, was seen in Africa with Angelina Jolie”».
—El fin de semana pasado fui a Acapulco después de un año de estar en Broadway haciendo teatro —dice—. Fue un regalo de Dios. Me gusta descansar en la casa, asolearme en el barco, ir a Pichilingue y escalar a la piedra de La Quebrada para aventarme con los clavadistas.
—¿Entonces, Acapulco aún se puede gozar?
—Es el destino de playa más mágico, paradisíaco y hermoso de México. Ahí fui concebido. Estar con una mujer en Acapulco es mas intenso que estar con una mujer en cualquier otro lugar del país.
—¿Pero te sientes seguro en el puerto?
—En el DF sólo uso un auto blindado, pero en Acapulco mi papá me presta cuatro elementos de seguridad. Lucio Cabañas era de Acapulco (sic) y el Ejército Popular Revolucionario es de Guerrero. El estado es líder en criminalidad. Si una ciudad amanece con pinches decapitados, dices “qué pedo, carajo”.
—¿Y en ese clima es posible divertirse?
—Acapulco tiene la peor reputación, pero es muy afrodisíaco. Tener novia o ligar en Acapulco es más intenso que en ningún lado. Pero yo salgo poco, voy al Baby’O cada tres meses y no consumo alcohol ni droga.
—¿Por qué el Baby’O sigue siendo el lugar preferido de todos ustedes?
—No tengo la menor idea de por qué el Baby gusta tanto. A mí me ponen “Ese hombre es mío” de Paulina Rubio y digo, “¡No puede ser…!” Pero el Baby tiene lo que el Jimmy’Z (discoteca de Miami): siento que el lugar es mío. Ahí hago lo que quiero, me atienden bien, van muchos amigos.
...
De chicos, Jaime Camil y su amigo Oliver Rodríguez comían pescado crudo, nadaban desnudos en el mar, iban a surfear o a pasear en la Laguna de Coyuca. Jaime, ex jugador de básquet en un equipo del municipio y capitán del Baby’O, parecía arreglárselas con poco para ser feliz. Acapulco, en todwo caso, le permitía crecer con fantásticas dosis de libertad. Pero los años han pasado. Hoy, en su residencia de Las Brisas, donde suele recibir al músico Bono de U2, un ejército de sirvientes le prodiga atención, como para que la vida de sibarita esté siempre al alcance de su mano.
—Mi papá tiene 27 empleados —me explica—. Depende del cristal con que lo veas: es como ir a Jamaica y ver que los pinches negros venden en puestos para los cruceros. De eso viven. Pero yo soy un güey que si quiero una pinche naranjada voy y me la sirvo. Estoy acostumbrado a do it yourself, y que la casa tenga tanta servidumbre me da igual, no soy Liliana Sada».
—¿Y ahora dónde te diviertes en Acapulco?
—Acapulco dejó de ser chic. No hay lugares padres como en Playa (del Carmen), Miami o Cabo (San Lucas), aunque abran lugares dizque vanguardistas. El otro día me dijeron que el Zuntra estaba padrísimo. Llegué y dije, «este es el mismo pinche bar de siempre en Acapulco». El día que haya lugares súper low profile, buena onda, la gente cool volverá.
La última noche voy al show de Luis de Alba “El Pirrurris”, en el Hotel Presidente. No quiero ver nada que me siga haciendo pensar en el puerto. Busco reírme. Cuando todo concluye, y los 30 o 40 asistentes vacían el auditorio, me acerco a saludarlo.
—¿Y tú que estás haciendo? —me pregunta.
—Un reportaje sobre Acapulco
“El Pirrurris” pierde la sonrisa; desaparece el cómico que acababa de ver:
—Te cuento algo. Ayer, unas personas de Acapulco que me querían complacer en los mejores lugares, me llevaron a La Guardería, en la colonia La Mira. Está lleno de niñas, chiquititas, que hacen lo que los gringos quieren. Me tuve que salir a vomitar.
Fuente: Chilangoweb
www.chilangoweb.com.mx/nivel2.asp?pge=1&cve=34_20
Por: Aníbal Santiago
Glamour, crímenes, sexo y millones de dólares en Chilango Beach. Conoce el lado extremo, no apto para turistas, de esta ciudad que oscila entre la pasión y la violencia.
>I. LOS DIOSES DEL ANTRO
« Hay tantos mitos sobre mí… —dice convencido Jaime Camil; y ofrece ejemplos: —La única pelea que tuve con Luis Miguel fue frente a su casa porque éramos vecinos. Un día estábamos en los veleros, me hizo carita de… y me le fui a los madrazos. También, los guías del yate Acatiki les dicen a los gringos que mi casa es la de Brad Pitt, y luego inventan que mi vecino es Plácido Domingo. De todos los mitos sobre mí, el 90% son mentira.»
Jaime Camil, el “Fernando Mendiola” de la telenovela La Fea más Bella, es en la vida real, al igual que Luis Miguel, un mito de la bahía. Pero no es un mito que, cuando sale de su casa frente al mar en Las Brisas, aborde un auto blindado. Alertas, cuatro agentes armados lo escoltan.
Su padre, Jaime Camil Garza, uno de los más prominentes empresarios de Acapulco —dueño del Club Residencial La Cima—, le ha ordenado que en sus estadías en el puerto cuide su vida como en ningún otro sitio. No importa a dónde vaya. Puede ser La Quebrada, donde desde los acantilados se tira clavados; el restaurante Mi Barquito, donde come los mejores mariscos de la bahía; el Gimnasio Condesa, donde moldea su bronceado cuerpo; o el Baby’O, la legendaria discoteca en la Costera… Acapulco posee un doble rostro: uno opulento y perfumado; otro rabioso y asesino. Las balas no negocian.
Antes de hablar sobre el puerto, ha pedido que se le dé un lugar a su carrera actoral: «No me pierdas en las pendejadas de Paulinita Díaz Ordaz ni en un socialité que nunca he sido. Que el reportaje sea “Camil, actor de cine, ganador de la Diosa de Plata, hoy en el proyecto más exitoso de la televisión”… En Estados Unidos, si Brad Pitt habla de la fauna del amazonas, dicen “Oscar winner actor” o “Pitt, who is working in his new film, was seen in Africa with Angelina Jolie”».
—El fin de semana pasado fui a Acapulco después de un año de estar en Broadway haciendo teatro —dice—. Fue un regalo de Dios. Me gusta descansar en la casa, asolearme en el barco, ir a Pichilingue y escalar a la piedra de La Quebrada para aventarme con los clavadistas.
—¿Entonces, Acapulco aún se puede gozar?
—Es el destino de playa más mágico, paradisíaco y hermoso de México. Ahí fui concebido. Estar con una mujer en Acapulco es mas intenso que estar con una mujer en cualquier otro lugar del país.
—¿Pero te sientes seguro en el puerto?
—En el DF sólo uso un auto blindado, pero en Acapulco mi papá me presta cuatro elementos de seguridad. Lucio Cabañas era de Acapulco (sic) y el Ejército Popular Revolucionario es de Guerrero. El estado es líder en criminalidad. Si una ciudad amanece con pinches decapitados, dices “qué pedo, carajo”.
—¿Y en ese clima es posible divertirse?
—Acapulco tiene la peor reputación, pero es muy afrodisíaco. Tener novia o ligar en Acapulco es más intenso que en ningún lado. Pero yo salgo poco, voy al Baby’O cada tres meses y no consumo alcohol ni droga.
—¿Por qué el Baby’O sigue siendo el lugar preferido de todos ustedes?
—No tengo la menor idea de por qué el Baby gusta tanto. A mí me ponen “Ese hombre es mío” de Paulina Rubio y digo, “¡No puede ser…!” Pero el Baby tiene lo que el Jimmy’Z (discoteca de Miami): siento que el lugar es mío. Ahí hago lo que quiero, me atienden bien, van muchos amigos.
...
De chicos, Jaime Camil y su amigo Oliver Rodríguez comían pescado crudo, nadaban desnudos en el mar, iban a surfear o a pasear en la Laguna de Coyuca. Jaime, ex jugador de básquet en un equipo del municipio y capitán del Baby’O, parecía arreglárselas con poco para ser feliz. Acapulco, en todwo caso, le permitía crecer con fantásticas dosis de libertad. Pero los años han pasado. Hoy, en su residencia de Las Brisas, donde suele recibir al músico Bono de U2, un ejército de sirvientes le prodiga atención, como para que la vida de sibarita esté siempre al alcance de su mano.
—Mi papá tiene 27 empleados —me explica—. Depende del cristal con que lo veas: es como ir a Jamaica y ver que los pinches negros venden en puestos para los cruceros. De eso viven. Pero yo soy un güey que si quiero una pinche naranjada voy y me la sirvo. Estoy acostumbrado a do it yourself, y que la casa tenga tanta servidumbre me da igual, no soy Liliana Sada».
—¿Y ahora dónde te diviertes en Acapulco?
—Acapulco dejó de ser chic. No hay lugares padres como en Playa (del Carmen), Miami o Cabo (San Lucas), aunque abran lugares dizque vanguardistas. El otro día me dijeron que el Zuntra estaba padrísimo. Llegué y dije, «este es el mismo pinche bar de siempre en Acapulco». El día que haya lugares súper low profile, buena onda, la gente cool volverá.
La última noche voy al show de Luis de Alba “El Pirrurris”, en el Hotel Presidente. No quiero ver nada que me siga haciendo pensar en el puerto. Busco reírme. Cuando todo concluye, y los 30 o 40 asistentes vacían el auditorio, me acerco a saludarlo.
—¿Y tú que estás haciendo? —me pregunta.
—Un reportaje sobre Acapulco
“El Pirrurris” pierde la sonrisa; desaparece el cómico que acababa de ver:
—Te cuento algo. Ayer, unas personas de Acapulco que me querían complacer en los mejores lugares, me llevaron a La Guardería, en la colonia La Mira. Está lleno de niñas, chiquititas, que hacen lo que los gringos quieren. Me tuve que salir a vomitar.
Fuente: Chilangoweb
www.chilangoweb.com.mx/nivel2.asp?pge=1&cve=34_20