Post by Club Fans Jaime Camil España on Apr 24, 2007 1:44:37 GMT 1
JAIME CAMIL A CORAZÓN ABIERTO
- No has tenido tiempo ni de un respiro, Jaime. Recién terminaste la telenovela, y ahora has tenido que integrarte de inmediato a la filmación de esta película. Debes estar agotado.
- He hecho cine y teatro, pero las telenovelas son una esclavitud. Yo respeto a los actores y me respeto a mí por tener la disciplina para poder llevar a cabo una telenovela. "La fea más bella" fue aún más agotadora, porque si normalmente una telenovela tiene cerca de ciento veinte personajes en promedio, ésta tuvo veinte, entonces los protagonistas, que éramos Angeliquita Vale y yo, triplicábamos el trabajo de cualquier protagonista de telenovelas. Los horarios normales de trabajo eran de nueve de la mañana a once de la noche, de lunes a sábado. Supuestamente me quedaba el domingo para descansar, pero ese día terminaba haciendo comerciales, publicidad, portadas de revistas, etcétera.
- A aquellos que no creían en ti por ser hijo de un exitoso y acaudalado empresario les has demostrado que eres un artista de gran talento. Sin embargo, ¿alguna vez pensaste que a tu padre lo detendrían por la calle para preguntarle si era "el papá" de Jaime Camil? - (Risas)
No; fíjate que desde jovencito yo tenía muy claro lo que quería hacer, que era ser artista, y mi papá tenía muy claro lo que quería que yo fuera, que era ser empresario; los dos teníamos ideas muy claras, pero muy diferentes. Entonces yo hablé con él y le dije: "Necesito que me eches la mano no económicamente, sino emocionalmente; que me apoyes con amor para que yo pueda hacer esto", y mi papá se portó a todo dar. La verdad es que, a diferencia de lo que mucha gente ha pensado, él jamás ha puesto ni un centavo de su dinero en mi carrera. Nunca de los nuncas. Por ello le satisface y le llena de orgullo que yo esté donde estoy por méritos propios. Hace poco fue a un homenaje de José José y a un evento masivo de Ricardo Montaner en Acapulco, y las muchachas le gritaban "¡Suegro! ¡Suegro!", y él se volvía loco, le fascina.
- Tu padre ha hecho pequeños papeles en varios de los proyectos en los que tú has participado. ¿Será que le contagiaste tu inquietud por la actuación?
- A mi papá esto le encanta; es un artista frustrado. Llega a las bodas y se pone a cantar hasta que la boda acaba siendo un concierto de él. Muy chistoso. Cada vez que puede, me visita en el set y me dice: "Quiero hacer una escena", y yo al principio le decía: "No, papá, no me ayuda que salgas. ¿No ves que de por sí dicen que me compras la carrera?". Pero un día me dije: "¿por qué voy a estarle dando gusto a dos o tres resentidos sociales que siempre van a escribir que si mi papá paga, que si el niñito junior y no sé cuántas mentiras más? Si yo puedo darle a mi papá una satisfacción de tantas que él me ha dado a mí durante toda mi vida, y él es feliz actuando y saliendo de "árbol veintitrés" o de "sombra dieciocho", ¿por qué no voy a darle gusto? Al principio perdía demasiadas energías tratando de convencer a dos o tres que tienen la facilidad de un micrófono o una pluma , y que lo usan irresponsablemente, pero un día decidí que esa energía debía canalizarla en mi carrera, en mi preparación, en mis proyectos, y cuando lo hice, me empezó a ir de maravilla: películas, teatro, telenovelas, una nominación al Ariel, una Diosa de Plata...
- ¿Y qué nos cuentas de tu madre?
- Mi madre, por su parte, fue una gran cantante y ahora es una gran pintora, que ha ganado medallas. Yo la vena artística la heredé a través del cordón umbilical. - ¿Eres una persona espiritual?
- Sí. Leí mucho sobre budismo. Estuve mucho tiempo con los monjes tibetanos, me hice muy amigo de ellos. El Dalai Lama nos recibió en audiencia privada a mi papá y atoda mi familia cuando vino a México, y empecé a tomar la onda del budismo como filosofía de vida, ya que es una filosofía muy correcta, creo yo: respeto a los seres humanos, a todos los seres vivos, tolerancia, paz, compasión con los menos afortunados intelectualmente, y te ayuda mucho a llevártela leve en una carrera que es considerada por algunas personas totalmente superficial. Para mí no lo es, porque cuando tú remueves con tu trabajo los sentimientos, las entrañas de las personas, tienes en tus manos una responsabilidad grande. Pero en estos momentos llevo mi parte espiritual más tranquilamente; ya no leo todos los libros que escribe el Dalai Lama, sólo algunos. Lo que quiero es ser un buen ser humano, lo más espiritual posible.
- ¿Eres hombre de excesos, Jaime?
- Mis amigos se mueren de risa porque tomo una copa de vino y me pongo genuinamente borracho. No tomo, porque no me gusta el sabor del alcohol, incluso me da asco. Drogas, mucho menos.
- ¿Te consideras metrosexual?
- Existe un nuevo término que han inventado, con el que me identifico más: tecnosexual, que es como el metrosexual, sólo que un poco más masculino. Al tecnosexual le gusta la moda, le gusta ejercitarse y le fascinan los coches último modelo, los "gadgets" electrónicos, Internet, los rastrillos para rasurar que vibran...
- ¿Qué te apasiona?
- Las motos, la playa y el orden.
"CREO QUE ACABARÉ DIRIGIENDO"
- Me han dicho que eres tremendamente creativo y que una de las campañas de publicidad que protagonizas actualmente en televisión fue idea tuya. ¿Es verdad que piensas abrir una agencia de publicidad?
- De repente se me antoja eso y de repente se me antoja dirigir. Tengo muchas inquietudes como director, porque a cualquier proyecto que llego, empiezo: yo haría tal o cual emplazamiento con la cámara, usaría tal lente, utilizaría tal lenguaje, iluminaría así. O soy muy metiche o son intentos de querer ser director; yo creo que voy a acabar dirigiendo.
- ¿Y qué hay de tu faceta como cantante?
- La industria musical no existe. De diez discos, ocho son piratas e Internet está cambiando mucho lo que es una industria musical. Ya no hay venta de discos. Yo tengo la percepción, muy personal, de que las disqueras van a desaparecer.
- ¿No sientes a veces la necesidad de bajarte del tren en que se ha convertido tu vida?
- Sí. A veces estoy mal, enfermo y tengo que pararle. Tengo que encontrar un equilibrio más sano en el terreno profesional, porque mi vida actualmente es trabajo, trabajo y trabajo. Acabé la telenovela y ligué esta película. Terminando, regreso a México para filmar otra con Epigmenio Ibarra; luego, otra película más; luego empiezo los ensayos de la obra de teatro "El diluvio que viene", con Fela Fábregas, y luego, bla, bla, bla.
- ¿Te arrepientes?
- No. Esta carrera es de altas y bajas. Es como un surfista, que va sentado en su tabla esperando la ola perfecta. Así va tomando cinco, seis, siete olitas medio malas, y a la octava se forma de pronto una ola con una cresta perfecta, una altura perfecta y una caída perfecta; entonces se sube en la tabla y la surfea de la mejor manera. Yo estoy ahora mismo en la cresta de la ola perfecta y no la quiero terminar de surfear antes de tiempo, pero también soy consciente que la ola reventará tarde o temprano, porque así es la vida. Las olas no son eternas, y creo que una gran clave en este negocio es saber que la ola va a reventar; porque de que revienta, revienta. Y es ahí cuando tienes que entender que no eres el non plus ultra, pues de lo contrario, empiezas a perder la cabeza... y el piso. Creo que el truco de esta carrera es aprender a sobrellevar cuando revienta una ola, cuando las olas no son tan buenas y prepararte para cuando llegue la ola, grande, perfecta. Yo seguiré surfeando y esperaré a que la ola reviente cuando tenga que reventar.
- ¿Cómo has hecho para no perder el piso, sobre todo después del éxito de "La fea más bella"?
- La telenovela tiene el segundo lugar histórico de mayor audiencia en la televisión mexicana (el primero me parece que lo tiene un partido de futbol entre México y Brasil), y el último capítulo tiene además el récord del programa de mayor duración (tres horas y veinte minutos) con mayor audiencia en toda la historia. Y claro, es muy fácil perderse en la cresta. Yo me lo he creído de vez en cuando, pero yo mismo he sido quien digo: no, no, no, espérate, que por ahí no va la cosa. Además, tengo amigos, papás, familia y mi novia que me dicen "No güey, no es así, bájate". Aunque mi peor crítico soy yo mismo. Pero sí es fácil confundirte, y hay gente que se lo cree. En Monterrey tuvimos tres mil personas afuera de la locación, con policías acordonando la zona, y eso te hace pensar muchas cosas.
- ¿Qué tipo de trabajo artístico disfrutas más haciendo?
- Si tuviera que ponerlos en orden, primero sería la comedia musical; después, el cine, y luego, la dirección. Pero el cine es padrísimo; es un regalo.
CONSOLIDARSE PROFESIONALMENTE ANTES DE FORMAR UNA FAMILIA
- ¿El trabajo ha supuesto para ti muchos sacrificios a nivel personal?
- Unas cosas por otras, porque, por ejemplo, si yo quisiera para el día de mañana una familia, un hijo, no lo puedo hacer. Primero, porque me tengo que consolidar mucho más económicamente para poder darle a mi familia una estabilidad en ese sentido; que mis hijos sepan que tendrán las escuelas pagadas, etcétera, y después, porque ahora estoy trabajando como loco. Sin embargo, sé que para tener esa estabilidad que deseo en mi vida personal debo primero consolidar mi carrera profesional. Por supuesto, me encantaría estar en este rollo de la familia, porque soy cáncer y, por lo tanto, me encanta estar en casa, me encanta la compañía de mis amigos más cercanos. En cambio, me chocan las discotecas y me chocan los tumultos; me "engento" en dos segundos. Pero ni modo, yo sé que por ahora no puedo tener esa paz que yo quisiera.
- No suena como que tengas planes inmediatos de casarte, como se ha dicho por ahí.
- No, planes inmediatos, de la noche a la mañana, no. Sí hay planes, por supuesto, porque sí creo mucho en el matrimonio, pero no es el momento y hay que saber entender tus momentos; cuándo son y cuándo no. Pero ya sabes, las revistas tienen que escribir lo que es vende, y es horrible. Sólo puedo decirles que hay planes, hay deseos, pero no hay fechas.
- ¿Eres hombre de atardeceres, de rosas rojas?
- Sí, mucho, pero me abrumo con el trabajo y caigo en el error de que a veces se me olvida que hay atardeceres. Y eso es triste. Pero la productora de la película me rentó esta casa, en un lugar bellísimo, con arena dorada, con una vista increíble, y el día que llegué vi el atardecer más bello del mundo, y él mismo me dijo: "No te pierdas de esto, no te encierres en tu cuarto a leer libretos; apaga tu computadora y sal a la terraza a disfrutar de esto".
- ¿Recuerdas el momento más romántico que hayas vivido últimamente?
- Anoche tuvimos mi novia, mi hermano Jorge y yo una cena fabulosa. Mi hermano cocinó, y nos echamos dos botellas de vino tinto, o sea que estaba yo borrachísimo. Cenamos, hubo mucho amor; estuvo muy padre.
- Tres cualidades para conquistar a Jaime Camil.
- La verdad, la autenticidad y la transparencia.
- ¿Y para perderte
- La desonestidad, la agresión.
EL PRECIO DE LA FAMA
- ¿Alguna vez te ha pesado la fama?
- La gente asume que cuando uno es artista, persigues la fama, y no es cierto. Yo procuro el arte, hacer películas interesantes, guiones buenos que me demanden como actor, y la fama a veces te puede estorbar. Antes llegaba a los mercados de México a comerme unos tacos de chapulines y no tenía problemas; ahora, apenas estoy estacionando la moto y llegan cincuenta personas que quieren una foto y un autógrafo, entonces tengo que encender de nuevo la moto y me tengo que ir. La fama es subjetiva; te gusta, es genial el reconocimiento público y que la gente te quiera y le guste tu trabajo, pero, ¿cuál es el precio?: que ya eres de ellos. Cosas tan simples como ir al supermercado o pasear por la calle se vuelven muy complicadas; hasta estar detenido en tu auto en un semáforo se vuelve complicado.
- ¿Qué es para ti la felicidad?
- Una búsqueda constante de equilibrio entre trabajo y vida personal.
- ¿Te afectan las cosas que suceden a tu alrededor?
- Sí, me afectan demasiado ciertas cosas que para otros podrían ser tonterías, pero a mí me desequilibran, no me dejan dormir. Yo soy un "freak" del orden, y si se me desacomoda algo, me da no sé qué. En fin, son tonterías.
- ¿Cómo han sido estas cinco semanas en la residencia que te asignó la producción de la película en Punta Estero?
- Bueno, estoy aquí trabajando, no es que haya venido a pasar acá unos días de vacaciones, así que me lo paso filmando esta maravillosa comedia romántica, que estoy seguro le va a gustar mucho a la gente. Voy de esta locación a los viñedos en Valle de Guadalupe, pero a la vez disfruto la excesiva paz que tiene Punta Estero, lo desolada que está. ¡No hay nadie! Esto te da una paz y una tranquilidad maravillosas. Los paisajes y atardeceres son los más hermosos que he visto en mi vida.
- En la película das vida a un enólogo. ¿En la vida real te consideras un conocedor de vinos?
- No puedo decir que soy un experto, pero sí sé algo del tema. Mi padre es un amante de los vinos, así que desde muy pequeño vi y aprendí mucho. Me gustan los vinos franceses, y ahora que estoy prácticamente viviendo en el Valle de Guadalupe, donde se produce el noventa y nueve por ciento de los vinos mexicanos, he llegado a conocer mucho de los vinos de mi país. El viñedo Adobe Guadalupe es mi predilecto -finaliza.
Fuente: "Hola" México
- No has tenido tiempo ni de un respiro, Jaime. Recién terminaste la telenovela, y ahora has tenido que integrarte de inmediato a la filmación de esta película. Debes estar agotado.
- He hecho cine y teatro, pero las telenovelas son una esclavitud. Yo respeto a los actores y me respeto a mí por tener la disciplina para poder llevar a cabo una telenovela. "La fea más bella" fue aún más agotadora, porque si normalmente una telenovela tiene cerca de ciento veinte personajes en promedio, ésta tuvo veinte, entonces los protagonistas, que éramos Angeliquita Vale y yo, triplicábamos el trabajo de cualquier protagonista de telenovelas. Los horarios normales de trabajo eran de nueve de la mañana a once de la noche, de lunes a sábado. Supuestamente me quedaba el domingo para descansar, pero ese día terminaba haciendo comerciales, publicidad, portadas de revistas, etcétera.
- A aquellos que no creían en ti por ser hijo de un exitoso y acaudalado empresario les has demostrado que eres un artista de gran talento. Sin embargo, ¿alguna vez pensaste que a tu padre lo detendrían por la calle para preguntarle si era "el papá" de Jaime Camil? - (Risas)
No; fíjate que desde jovencito yo tenía muy claro lo que quería hacer, que era ser artista, y mi papá tenía muy claro lo que quería que yo fuera, que era ser empresario; los dos teníamos ideas muy claras, pero muy diferentes. Entonces yo hablé con él y le dije: "Necesito que me eches la mano no económicamente, sino emocionalmente; que me apoyes con amor para que yo pueda hacer esto", y mi papá se portó a todo dar. La verdad es que, a diferencia de lo que mucha gente ha pensado, él jamás ha puesto ni un centavo de su dinero en mi carrera. Nunca de los nuncas. Por ello le satisface y le llena de orgullo que yo esté donde estoy por méritos propios. Hace poco fue a un homenaje de José José y a un evento masivo de Ricardo Montaner en Acapulco, y las muchachas le gritaban "¡Suegro! ¡Suegro!", y él se volvía loco, le fascina.
- Tu padre ha hecho pequeños papeles en varios de los proyectos en los que tú has participado. ¿Será que le contagiaste tu inquietud por la actuación?
- A mi papá esto le encanta; es un artista frustrado. Llega a las bodas y se pone a cantar hasta que la boda acaba siendo un concierto de él. Muy chistoso. Cada vez que puede, me visita en el set y me dice: "Quiero hacer una escena", y yo al principio le decía: "No, papá, no me ayuda que salgas. ¿No ves que de por sí dicen que me compras la carrera?". Pero un día me dije: "¿por qué voy a estarle dando gusto a dos o tres resentidos sociales que siempre van a escribir que si mi papá paga, que si el niñito junior y no sé cuántas mentiras más? Si yo puedo darle a mi papá una satisfacción de tantas que él me ha dado a mí durante toda mi vida, y él es feliz actuando y saliendo de "árbol veintitrés" o de "sombra dieciocho", ¿por qué no voy a darle gusto? Al principio perdía demasiadas energías tratando de convencer a dos o tres que tienen la facilidad de un micrófono o una pluma , y que lo usan irresponsablemente, pero un día decidí que esa energía debía canalizarla en mi carrera, en mi preparación, en mis proyectos, y cuando lo hice, me empezó a ir de maravilla: películas, teatro, telenovelas, una nominación al Ariel, una Diosa de Plata...
- ¿Y qué nos cuentas de tu madre?
- Mi madre, por su parte, fue una gran cantante y ahora es una gran pintora, que ha ganado medallas. Yo la vena artística la heredé a través del cordón umbilical. - ¿Eres una persona espiritual?
- Sí. Leí mucho sobre budismo. Estuve mucho tiempo con los monjes tibetanos, me hice muy amigo de ellos. El Dalai Lama nos recibió en audiencia privada a mi papá y atoda mi familia cuando vino a México, y empecé a tomar la onda del budismo como filosofía de vida, ya que es una filosofía muy correcta, creo yo: respeto a los seres humanos, a todos los seres vivos, tolerancia, paz, compasión con los menos afortunados intelectualmente, y te ayuda mucho a llevártela leve en una carrera que es considerada por algunas personas totalmente superficial. Para mí no lo es, porque cuando tú remueves con tu trabajo los sentimientos, las entrañas de las personas, tienes en tus manos una responsabilidad grande. Pero en estos momentos llevo mi parte espiritual más tranquilamente; ya no leo todos los libros que escribe el Dalai Lama, sólo algunos. Lo que quiero es ser un buen ser humano, lo más espiritual posible.
- ¿Eres hombre de excesos, Jaime?
- Mis amigos se mueren de risa porque tomo una copa de vino y me pongo genuinamente borracho. No tomo, porque no me gusta el sabor del alcohol, incluso me da asco. Drogas, mucho menos.
- ¿Te consideras metrosexual?
- Existe un nuevo término que han inventado, con el que me identifico más: tecnosexual, que es como el metrosexual, sólo que un poco más masculino. Al tecnosexual le gusta la moda, le gusta ejercitarse y le fascinan los coches último modelo, los "gadgets" electrónicos, Internet, los rastrillos para rasurar que vibran...
- ¿Qué te apasiona?
- Las motos, la playa y el orden.
"CREO QUE ACABARÉ DIRIGIENDO"
- Me han dicho que eres tremendamente creativo y que una de las campañas de publicidad que protagonizas actualmente en televisión fue idea tuya. ¿Es verdad que piensas abrir una agencia de publicidad?
- De repente se me antoja eso y de repente se me antoja dirigir. Tengo muchas inquietudes como director, porque a cualquier proyecto que llego, empiezo: yo haría tal o cual emplazamiento con la cámara, usaría tal lente, utilizaría tal lenguaje, iluminaría así. O soy muy metiche o son intentos de querer ser director; yo creo que voy a acabar dirigiendo.
- ¿Y qué hay de tu faceta como cantante?
- La industria musical no existe. De diez discos, ocho son piratas e Internet está cambiando mucho lo que es una industria musical. Ya no hay venta de discos. Yo tengo la percepción, muy personal, de que las disqueras van a desaparecer.
- ¿No sientes a veces la necesidad de bajarte del tren en que se ha convertido tu vida?
- Sí. A veces estoy mal, enfermo y tengo que pararle. Tengo que encontrar un equilibrio más sano en el terreno profesional, porque mi vida actualmente es trabajo, trabajo y trabajo. Acabé la telenovela y ligué esta película. Terminando, regreso a México para filmar otra con Epigmenio Ibarra; luego, otra película más; luego empiezo los ensayos de la obra de teatro "El diluvio que viene", con Fela Fábregas, y luego, bla, bla, bla.
- ¿Te arrepientes?
- No. Esta carrera es de altas y bajas. Es como un surfista, que va sentado en su tabla esperando la ola perfecta. Así va tomando cinco, seis, siete olitas medio malas, y a la octava se forma de pronto una ola con una cresta perfecta, una altura perfecta y una caída perfecta; entonces se sube en la tabla y la surfea de la mejor manera. Yo estoy ahora mismo en la cresta de la ola perfecta y no la quiero terminar de surfear antes de tiempo, pero también soy consciente que la ola reventará tarde o temprano, porque así es la vida. Las olas no son eternas, y creo que una gran clave en este negocio es saber que la ola va a reventar; porque de que revienta, revienta. Y es ahí cuando tienes que entender que no eres el non plus ultra, pues de lo contrario, empiezas a perder la cabeza... y el piso. Creo que el truco de esta carrera es aprender a sobrellevar cuando revienta una ola, cuando las olas no son tan buenas y prepararte para cuando llegue la ola, grande, perfecta. Yo seguiré surfeando y esperaré a que la ola reviente cuando tenga que reventar.
- ¿Cómo has hecho para no perder el piso, sobre todo después del éxito de "La fea más bella"?
- La telenovela tiene el segundo lugar histórico de mayor audiencia en la televisión mexicana (el primero me parece que lo tiene un partido de futbol entre México y Brasil), y el último capítulo tiene además el récord del programa de mayor duración (tres horas y veinte minutos) con mayor audiencia en toda la historia. Y claro, es muy fácil perderse en la cresta. Yo me lo he creído de vez en cuando, pero yo mismo he sido quien digo: no, no, no, espérate, que por ahí no va la cosa. Además, tengo amigos, papás, familia y mi novia que me dicen "No güey, no es así, bájate". Aunque mi peor crítico soy yo mismo. Pero sí es fácil confundirte, y hay gente que se lo cree. En Monterrey tuvimos tres mil personas afuera de la locación, con policías acordonando la zona, y eso te hace pensar muchas cosas.
- ¿Qué tipo de trabajo artístico disfrutas más haciendo?
- Si tuviera que ponerlos en orden, primero sería la comedia musical; después, el cine, y luego, la dirección. Pero el cine es padrísimo; es un regalo.
CONSOLIDARSE PROFESIONALMENTE ANTES DE FORMAR UNA FAMILIA
- ¿El trabajo ha supuesto para ti muchos sacrificios a nivel personal?
- Unas cosas por otras, porque, por ejemplo, si yo quisiera para el día de mañana una familia, un hijo, no lo puedo hacer. Primero, porque me tengo que consolidar mucho más económicamente para poder darle a mi familia una estabilidad en ese sentido; que mis hijos sepan que tendrán las escuelas pagadas, etcétera, y después, porque ahora estoy trabajando como loco. Sin embargo, sé que para tener esa estabilidad que deseo en mi vida personal debo primero consolidar mi carrera profesional. Por supuesto, me encantaría estar en este rollo de la familia, porque soy cáncer y, por lo tanto, me encanta estar en casa, me encanta la compañía de mis amigos más cercanos. En cambio, me chocan las discotecas y me chocan los tumultos; me "engento" en dos segundos. Pero ni modo, yo sé que por ahora no puedo tener esa paz que yo quisiera.
- No suena como que tengas planes inmediatos de casarte, como se ha dicho por ahí.
- No, planes inmediatos, de la noche a la mañana, no. Sí hay planes, por supuesto, porque sí creo mucho en el matrimonio, pero no es el momento y hay que saber entender tus momentos; cuándo son y cuándo no. Pero ya sabes, las revistas tienen que escribir lo que es vende, y es horrible. Sólo puedo decirles que hay planes, hay deseos, pero no hay fechas.
- ¿Eres hombre de atardeceres, de rosas rojas?
- Sí, mucho, pero me abrumo con el trabajo y caigo en el error de que a veces se me olvida que hay atardeceres. Y eso es triste. Pero la productora de la película me rentó esta casa, en un lugar bellísimo, con arena dorada, con una vista increíble, y el día que llegué vi el atardecer más bello del mundo, y él mismo me dijo: "No te pierdas de esto, no te encierres en tu cuarto a leer libretos; apaga tu computadora y sal a la terraza a disfrutar de esto".
- ¿Recuerdas el momento más romántico que hayas vivido últimamente?
- Anoche tuvimos mi novia, mi hermano Jorge y yo una cena fabulosa. Mi hermano cocinó, y nos echamos dos botellas de vino tinto, o sea que estaba yo borrachísimo. Cenamos, hubo mucho amor; estuvo muy padre.
- Tres cualidades para conquistar a Jaime Camil.
- La verdad, la autenticidad y la transparencia.
- ¿Y para perderte
- La desonestidad, la agresión.
EL PRECIO DE LA FAMA
- ¿Alguna vez te ha pesado la fama?
- La gente asume que cuando uno es artista, persigues la fama, y no es cierto. Yo procuro el arte, hacer películas interesantes, guiones buenos que me demanden como actor, y la fama a veces te puede estorbar. Antes llegaba a los mercados de México a comerme unos tacos de chapulines y no tenía problemas; ahora, apenas estoy estacionando la moto y llegan cincuenta personas que quieren una foto y un autógrafo, entonces tengo que encender de nuevo la moto y me tengo que ir. La fama es subjetiva; te gusta, es genial el reconocimiento público y que la gente te quiera y le guste tu trabajo, pero, ¿cuál es el precio?: que ya eres de ellos. Cosas tan simples como ir al supermercado o pasear por la calle se vuelven muy complicadas; hasta estar detenido en tu auto en un semáforo se vuelve complicado.
- ¿Qué es para ti la felicidad?
- Una búsqueda constante de equilibrio entre trabajo y vida personal.
- ¿Te afectan las cosas que suceden a tu alrededor?
- Sí, me afectan demasiado ciertas cosas que para otros podrían ser tonterías, pero a mí me desequilibran, no me dejan dormir. Yo soy un "freak" del orden, y si se me desacomoda algo, me da no sé qué. En fin, son tonterías.
- ¿Cómo han sido estas cinco semanas en la residencia que te asignó la producción de la película en Punta Estero?
- Bueno, estoy aquí trabajando, no es que haya venido a pasar acá unos días de vacaciones, así que me lo paso filmando esta maravillosa comedia romántica, que estoy seguro le va a gustar mucho a la gente. Voy de esta locación a los viñedos en Valle de Guadalupe, pero a la vez disfruto la excesiva paz que tiene Punta Estero, lo desolada que está. ¡No hay nadie! Esto te da una paz y una tranquilidad maravillosas. Los paisajes y atardeceres son los más hermosos que he visto en mi vida.
- En la película das vida a un enólogo. ¿En la vida real te consideras un conocedor de vinos?
- No puedo decir que soy un experto, pero sí sé algo del tema. Mi padre es un amante de los vinos, así que desde muy pequeño vi y aprendí mucho. Me gustan los vinos franceses, y ahora que estoy prácticamente viviendo en el Valle de Guadalupe, donde se produce el noventa y nueve por ciento de los vinos mexicanos, he llegado a conocer mucho de los vinos de mi país. El viñedo Adobe Guadalupe es mi predilecto -finaliza.
Fuente: "Hola" México